Según el INDEC, en el mes de marzo la balanza comercial arrojó un valor superavitario por USD 1.183 millones, siendo el séptimo mes de forma consecutiva en el que se observa un valor positivo en este indicador. Si bien el resultado es alentador debido a la generación genuina de divisas que implica, la forma a la que se arribó es a lo que también hay que prestarle atención.
La crisis de balanza de pagos ocurrida el año pasado, se tradujo en una importante devaluación que resultó en un encarecimiento de las importaciones, así como en una caída de la actividad económica. De esta forma, el superávit comercial observado en estos meses se debe más a una retracción de las importaciones más que a un mayor dinamismo exportador.
Al complejo escenario que nos dejó 2018, se suman las subas mensuales en el tipo de cambio nominal registradas en febrero (2,7%) y marzo (7,7%) de este año. Como resultado, al tercer mes de 2019, las compras al exterior en términos de cantidades cayeron interanualmente 32,4%, destacándose el derrumbe en los rubros Vehículos automotores de pasajeros (60,7%), Piezas y accesorios para bienes de capital (39,7%) y Bienes de capital (37,1%). En cambio, las ventas al exterior en cantidades prácticamente se mantuvieron inalteradas (+0,3%), con un leve aporte de los rubros Combustibles y energía (+4,3%) y de las Manufacturas de Origen Agropecuario (+3,6%).
Desde Coninagro, “somos conscientes de que dinamizar las exportaciones así como cambiar el patrón exportador, es condición necesaria para generar las divisas que nos permitan sortear la famosa restricción externa, creciendo así de forma sostenida y permitiéndonos alcanzar el desarrollo del país. En este sentido, la generación de productos agropecuarios con valor agregado, será el camino que permitirá la creación de ventajas comparativas, dando como resultado el cambio en nuestra canasta exportadora”, indica el presidente Carlos Iannizzotto.
Para contribuir a ello, la entidad presentó el año pasado un proyecto de ley de promoción de economías regionales, con distintos ejes (fiscales, financieros, logística, acceso a los mercados, etc.), que entre sus múltiples objetivos, apunta a una mejora de la competitividad del sector, traduciéndose así en una mejor performance a nivel de comercio internacional tan necesaria por estos días.
“Debemos distinguir entre movimientos bruscos del dólar que beneficia solo a ciertos sectores, con una situación cambiaria estable. Esta última, en conjunto con un dólar competitivo, permitirá favorecer a las exportaciones al tiempo de promover la producción, las pymes y el empleo de calidad, principalmente”, concluía Iannizzotto.