Para contribuir a la mitigación del cambio climático, Primera Cooperativa Frutícola de Gral. Roca Ltda, una de las Federaciones que integran Coninagro, junto al BID, a la fundación Banco Credicoop y al INTA, dieron inicio a un proyecto colaborativo para evaluar la huella del carbono en las actividades de producción de fruta de pepita en el alto valle de Río Negro.
Según comunicaron desde la entidad, la intención principal se basa en cuantificar los balances actuales de carbono y desarrollar estrategias productivas de manejo para mejorar positivamente los resultados de captación. Se espera que, en una segunda etapa, la información obtenida sea la base para la certificación y comercialización de bonos de carbono de los productores asociados.
Vale recordar que Primera Cooperativa Frutícola de Río Negro integra a 55 productores cooperativos y es uno de los socios del grupo PAI. De la superficie cultivada, aproximadamente el 50% es orgánico y de ese subtotal, se comercializa como orgánico el 25%, referido a esto el presidente Sergio Riskin comentó que: “Nuestro fuerte en materia de exportación tiene más que ver con la exportación de peras que de manzanas. Nuestros principales competidores a nivel global son Chile, Sudáfrica y Nueva Zelanda”. Elbio Laucirica, presidente de Coninagro, aportó que: “El grupo PAI ha sido pionero en Argentina y uno de los adelantados en la región, en materia de exportación de frutas orgánicas certificadas a nivel de chacra y de empaque, donde casi el 30% se exporta a países de alto poder adquisitivo, como el norte de Europa y Estados Unidos”.
Para concluir, Laucirica sostuvo que “En el Valle de Río Negro, esta cooperativa refleja el dinamismo y la pujanza que tiene el sector productivo de peras y manzanas en la región, agregando valor, creando una economía de escala, promoviendo el conocimiento y valorando el capital humano. Uno de los aspectos que más destaco es cómo vienen trabajando lo referido a las nuevas demandas de los mercados y a los nuevos hábitos de consumo”.
“Las cooperativas bregan por promover y cumplir lo vinculado a la responsabilidad social y responsabilidad alimentaria, se trabaja fuertemente en estrictos controles de calidad en cuanto a trazabilidad. Hoy los mercados que demandan nuestros alimentos son cada vez más exigentes en ese sentido y quieren saber de qué lote vino la fruta, de qué chacra, quién la embaló”, comentó Sergio Riskin.