El jueves 16 de febrero, la ACA festeja sus primeros 90 años de vida institucional. La entidad nació en la ciudad de Rosario con el nombre de Asociación de Cooperativas Rurales Zona Central. Poco tiempo después se cambió la denominación por la que perdura hasta la actualidad. El primer presidente fue Don Juan Costa, respetado dirigente de la Unión Agrícola de Leones. Así se daba forma a un proceso iniciado en 1922 por el propio Costa y un grupo de productores de las provincias de Santa Fe y Córdoba, que "emprendieron la construcción de un movimiento transformador para defender la producción, adoptando la cooperativa como modelo organizativo cuya viabilidad había sido demostrada por los granjeros canadienses y norteamericanos". Estas nueve décadas de trayectoria intachable, con sus más y sus menos, éstos últimos como consecuencia de los avatares de la política y la economía del país, se enmarcan en una máxima estampada a fuego en el emblema institucional original, que señala: "Servimos a la Patria Defendiendo su Producción".
La defensa de la producción implicó desde los inicios una defensa férrea de los derechos de los productores, acechados por los mercados faltos de transparencia. Pero también lo ha sido la permanencia del hombre de campo en su tierra, la misma que fue de sus ancestros, la mayoría proveniente de la vieja Europa, donde muchos ya labraban el suelo, pero otros aprendieron a hacerlo en nuestro territorio. Hoy, la ACA que comenzó a transitar su camino con humildad y perseverancia, se ha transformado en un gran complejo exportador industrial y de servicios, que basa su accionar en el acto cooperativo, movimiento en el cual el hombre vale por lo que es y no por lo que tiene. El crecimiento no se detiene. En ocasión de celebrarse el 75º aniversario, en 1997, la Asociación acopiaba cerca de 4 millones de toneladas de granos y oleaginosas, cifra que actualmente se ha triplicado, lo que convierte a nuestra entidad en referente indiscutido del comercio de productos agrícolas en el país. La ACA y sus cooperativas adheridas pudieron crecer y afianzarse porque actuaron como empresas eficientes, capaces de conciliar el objetivo económico que las mueve, con la finalidad de moral social que está implícita en su propia naturaleza. Y como el crecimiento no se detiene, los 90 años de vida se traducen en nuevos emprendimientos como el Criadero de Cerdos Yanquetruz en la provincia de San Luis, la conformación de ACA Bio para construir una fábrica de etanol en Villa María y otros proyectos en ciernes. La ACA es lo que es gracias a su gente, y en su carácter de empresa auténticamente nacional seguiremos en la misma brecha de servir a la Patria defendiendo su producción.