En el último trimestre de 2019, el Índice de Competitividad que elabora CONINAGRO experimentó una caída del 1,7% interanual. La desmejora en la competitividad de las economías regionales del tercer trimestre se debe al deterioro de 5 de las 7 dimensiones que componen el indicador.
En un contexto de búsqueda de equilibrio fiscal, el dato que sobresale del estudio es que la inversión en gasto de capital proveniente de la Administración Nacional destinado a la agricultura fue el indicador más afectado, reduciéndose 65,2% interanual. Asimismo, otros datos que arroja el informe remarcan la pérdida de poder adquisitivo de las familias (caída del salario real en torno a 6,2 % i.a) y la sostenida desmejora del desempleo (-1,2% i.a.), junto con la reducción de los préstamos al sector privado (11,4% i.a.) ante tasas de interés muy altas, conformando un cuadro de situación que explica el deterioro del entorno macroeconómico.
En otro orden, otro indicador a tener en cuenta es que el precio percibido por el productor agropecuario mostró un retroceso en términos reales de 8,9% interanual., al mismo tiempo que el costo de producción promedio se incrementó por sobre la inflación. En esta línea, los combustibles, la energía eléctrica y los insumos dolarizados fueron afectados por la crisis cambiaria post PASO que envolvió una devaluación de 29% en el tercer trimestre de 2019. En contraposición, dentro del pilar “desempeño económico”, el indicador de cantidades (consumo y producción) creció 1,6% interanual, principalmente de la mano de una mayor oferta de granos, maní y algodón.
El Índice de Competitividad de Economías Regionales elaborado por CONINAGRO fue presentado en febrero de 2019, constituyendo un aporte hasta ese entonces inédito. Esta herramienta permite medir y representar, mediante un único número, la evolución de la competitividad conjunta de diversas economías regionales argentinas.
“El concepto de competitividad no sólo busca reflejar factores económicos sino también aspectos referidos al bienestar social, la calidad institucional y la influencia del entorno”, describió el titular de la entidad, Carlos Iannizzotto.
Para la confección del índice, se partió de un concepto amplio y multidimensional de la competitividad:
‘La competitividad de las Economías Regionales es el conjunto de factores a nivel nacional, provincial y sectorial que determinan la productividad de las mismas. A su vez, la productividad de las Economías Regionales determina el nivel de prosperidad que pueden alcanzar los territorios en los que se desenvuelven.’ De esta manera, se entiende a la competitividad de las economías regionales como un fenómeno sistémico, donde las características del territorio provincial en el cual se desenvuelve la actividad productiva, las variables socioeconómicas vigentes en el país y los factores intrínsecos de cada economía regional determinan la competitividad de las mismas y ésta, a su vez, la productividad. Además, se entiende el aumento de la productividad como un medio para alcanzar un mejor bienestar de la población de influencia de cada economía regional. Otro instrumento de medición elaborado por la entidad es el semáforo de economías regionales, con publicación mensual.
Fuente: Área de Economía de Coninagro junto a consultora Ecolatina