Periodista: … qué tiene que decir la gente de CONINAGRO. Vamos a hablar con su presidente. Carlos Garetto, buen día, ¿cómo le va?
Carlos Garetto: Buen día, ¿cómo estás? Un gusto saludarte.
P.: Bien, bien… Bueno, Garetto, ¿qué le pareció la presentación de este plan estratégico agroalimentario?
C.G.: Bueno, yo creo que como iniciativa, como idea, es muy bueno. Nosotros ya hemos escuchado tantas promesas y tantos anuncios en este sentido, que los productores hasta que esto no lo vean plasmado en resultados que reflejen realmente una mejora de la situación del sector, con incentivos, con expectativas favorables, fundamentalmente contemplando los pequeños y medianos productores que en este período 2003, digamos, 2008, de acuerdo al censo agropecuario, hemos perdido 57.000 productores, ¿no? Entonces si a un condimento mayor productividad, hay que incorporarle los actores. En este mismo período Brasil incorporó 400.000 productores, que eso es una forma de generar mano de obra, de distribuir el ingreso, de aumentar la productividad, cuando en el mismo período nuestro país, con la política del gobierno, hemos perdido 57.000.
P.: ¿Cómo se hace para incorporar productores, Garetto?
C.G.: Para incorporar productores primero hay que brindarles una política agropecuaria que sea coherente, que sea sustentable, que sea previsible, con reglas de juego claras, de tal manera de potenciar cada uno de esta estructura, de estas estructuras que conforman la producción del país, que no es más ni menos que la estructura del área familiar, muchos de ellos o la mayoría de ellos vienen de, son nietos, biznietos, de inmigrantes italianos que vinieron… o extranjeros, ¿no?, la mayoría, y que vinieron a hacer del trabajo de la tierra una cultura, ¿no?, una cultura del trabajo. Y entonces hay que recuperar la cultura del trabajo, hay que brindarle las condiciones adecuadas para que se desarrollen, para que crezcan, para que reinviertan, para que aumente la productividad, para que a mayor productividad hay más producción y más recursos para el gobierno, ¿no?, hay más empleo. Creo que no solo hay que decirlo sino que hay que llevarlo a la práctica, y esto creo que ha generado, ha generado una cierta barrera de desconfianza, porque en estos seis años el productor ha visto cómo se ha ido deteriorando el aparato productivo, cómo ha ido perdiendo su capacidad de producción, en la mayoría de los casos terminó malvendiendo su capital de trabajo, inclusive alquilando la tierra, y en otros casos hasta vendió la propiedad, su propiedad, su tierra, con lo cual no solo se concentró la producción, sino que se concentra (la tierra). A esto hay que revertir.
P.: ¿Se puede pensar, como dijo ayer la presidenta, en una disminución de la superficie cultivada de soja y un aumento del maíz, y qué condiciones se tienen que dar para esto?
C.G.: Las condiciones hay que incentivar el resto de las producciones, no sé si se trata de castigar a la soja. Hay que brindarle condiciones de competitividad, de rentabilidad, al resto de las producciones en las zonas ganaderas, que la fábrica de terneros sea rentable. Ese es el mejor plan, que la producción de trigo encuentre una perspectiva con incentivos ciertos, con mercados transparentes, con precios adecuados, con un sistema tributario que le genere incentivos y no castigos, lo mismo la producción de maíz, y lo mismo las economías regionales, que son un fuerte tejido de contención en lo social, donde hay un componente de mano de obra realmente muy importante. Entonces allí hay que centralizar en la primera etapa los esfuerzos y después, por supuesto, habrá que intensificar inversiones en obras de infraestructura, porque también no tenemos cómo movilizar una producción de 200 millones de toneladas, como (quiere) la presidenta. No tenemos ferrocarriles, los puertos colapsan, las hidrovías hay que hacerle mantenimiento, profundizar canales, entonces quiere decir que todo esto va acompañado de una serie de medidas que pasan por la política comercial, la política impositiva, la política financiera, donde el productor cuente con los recursos, seguramente tendrá que ver la política monetaria y la política cambiaria, que genere condiciones de competitividad y no perjudique al resto de los sectores de la economía, y menos al sector que aporta la mano de obra, el trabajo. Así que, bueno, eso, y por suerte, ¿sabe qué, Mario?, esto tiene que surgir del consenso, del debate, donde se pueda realmente generar aporte y políticas de estado. Porque de lo contrario no es más que una imposición de un gobierno y a esto hay que darle continuidad en el tiempo.
P.: ¿Y hay diálogo hoy o no hay diálogo con el gobierno, con Domínguez por lo menos?
C.G.: El diálogo que tenemos realmente tiene algunas connotaciones de coincidencia y otras de disidencia, y lo que ocurre es que sobre las coincidencias tampoco vemos que se transforman en resultados o en medidas efectivas, ¿no?, es como que todo se dilata, todo se demora, todo se transforma en anuncios, genera expectativa… Y después si eso no da una respuesta, el productor no encuentra la respuesta, genera una reacción en contra, ¿no?, genera un malestar, bronca, que se traduce y se refleja eso en ciertos puntos, lo que vimos en algunas asambleas (…) del país, ni hablar de aquellas (horas) que vienen, provienen de una sequía que las devastó durante 7, 8, 10 meses, las dejó sin recursos, sin animales, endeudados, ¿no? Entonces todo esto hay que tenerlo en cuenta cuando se toman decisiones.