La competitividad de la industria vitivinícola se deterioró un 17% anual en 2019. No obstante, hubo un alza del 4% anual en el flujo de exportaciones y las empresas agregaron valor a los productos hasta en un 30%.
En el marco de la Vendimia 2020, según el Índice de Competitividad que elabora Coninagro, una construcción metodológica que permite medir y representar la evolución de la competitividad conjunta de las economías regionales argentinas, 17 de las 18 economías regionales se encuentran peor que hace un año. A su vez, dentro de aquel grupo mayoritario se destaca el complejo Vinos y Mosto, economía regional que mostró el mayor retroceso, con un deterioro de 17% anual en 2019, respecto de 2018.
De las 7 dimensiones que estudia el índice, la más afectada durante 2019 fue Infraestructura (-62% anual). Esto fue producto, principalmente, del recorte de más del 95% en gastos de capital de la Administración Nacional destinados a obras de infraestructura tendientes a mejorar el desempeño del sector agrícola.
En tanto, la actividad vitivinícola también fue afectada negativamente por el entorno macroeconómico e institucional (-18% anual). Dentro de este apartado, el principal causante corresponde al menor acceso al financiamiento: los préstamos otorgados al sector medidos en dólares se contrajeron 35% en 2019, como consecuencia de la devaluación y el incremento en las tasas de interés.
Por otra parte, en materia de desempeño económico, el precio percibido por el productor de Vino y Mosto se desplomó 45% en términos reales, mientras que al mismo tiempo se incrementaron los costos de producción. En este sentido, frente a la devaluación y a la escalada inflacionaria, el precio de los insumos medidos en dólares saltó 27% y el costo del combustible y de la energía eléctrica concluyeron el 2019 con incrementos del 9% y 8%, respectivamente. La buena noticia dentro de esta dimensión es que el consumo interno de los productos del sector aumentó 5% el año pasado.
Un aspecto favorable es que el transporte de productos de vino y mosto se incrementó 38% en el 2019, a través de un medio de transporte más económico como el ferrocarril
Los recursos naturales, en rigor, se vieron afectados en un 9% anual producto de la declaración de emergencia agropecuaria en la Provincia de Catamarca, Mendoza y Córdoba, debido a condiciones climáticas adversas que afectaron a productores. De la misma forma, en las provincias en las que se desarrolla la actividad de producción de Vinos y Mosto, la mano de obra se vio empobrecida en un 2% anual debido a un deterioro generalizado respecto al nivel de pobreza, el nivel educativo y la tasa de cobertura médica de la población.
En contraposición con esos parámetros, hubo dos dimensiones que aportaron una mayor competitividad multidimensional de la economía de Vinos y Mostos en 2019. Por un lado, el Sector Externo (+4% anual), dado que las reiteradas depreciaciones del peso otorgaron una mayor competitividad para los productos argentinos promoviendo mayores exportaciones. En otro orden, en términos de Calidad y Diferenciación la competitividad aumentó un 30% anual, lo que refleja que aún ante un escenario adverso en general existe un creciente esfuerzo por parte de las empresas y las cooperativas en agregar valor a la producción, sumando certificaciones de calidad que ayudan a que los vinos argentinos logren insertarse en nuevos mercados.
Al respecto del índice que publicó Coninagro, el titular de la entidad Carlos Iannizzotto reflexionó: “Tenemos que trabajar culturalmente para cambiar el concepto que tiene la gente sobre el campo; pensemos que sobre un total de casi 600 mil PyMEs registradas vigentes, el 88, 3 % son pequeños y medianos emprendimientos agroindustriales, en donde hay fuerte presencia de la vitivinicultura”.
En las provincias en donde se desarrolla la actividad de Vinos y Mostos el poder adquisitivo de las familias asalariadas se redujo 8%
La viticultura ante el esquema de retenciones
Ante el esquema de retenciones, la industria de la vitivinicultura se vería afectada frente a un posible aumento del tipo de cambio. Por ello, acciones como la eliminación de barreras al comercio a través de la celebración de nuevos acuerdos, la disminución de costos logísticos y el aumento en los reintegros a las exportaciones, permitirían un incremento de la competitividad exportadora, promoviendo un mayor flujo comercial de todos los productos vitivinícolas y posicionando al mercado externo como una alternativa de mayor peso a la hora de mantener acotados los stocks vínicos, robusteciendo así los precios pagados al productor primario y fomentando generación de divisas por parte del sector. En tanto, si se considera el incremento del tipo de cambio estimado por el BCRA para diciembre de 2020 y se supone un escenario de igual nivel de exportaciones FOB que 2019, se estima que el monto pagado en concepto de derechos a la exportación del sector vitivinícola se incrementaría en un 31%. Al respecto, el dirigente ruralista Iannizzotto, remarcó: “en el momento en que las exportaciones de vino están repuntando, las retenciones pueden ser un freno”.
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IC-2020-02