Se trata de un documento con propuestas y aportes de diversas entidades del sector, acerca de la Bioeconomía como modelo y la Agrobioindustria como motor de desarrollo. Por la entidad estuvieron presente el Secretario Mario Raiteri y el consejero Georges Breitschmitt.
Este trabajo es una iniciativa de un grupo personas vinculadas con las producciones agrobioindustriales y se vio beneficiado por los aportes de varios talleres de trabajo y diversas consultas a expertos.
El documento aspira a ser una iniciativa compartida partiendo de este informe técnico basado en la convicción que Argentina tiene futuro y que las crisis –con sus dolorosas consecuencias– traen consigo la posibilidad de establecer un cambio. Un grupo de profesionales con diversos perfiles y filiaciones institucionales, pero emparentados por una profunda vocación productiva e industrial, pone en marcha esta iniciativa; y lo hacen con amplitud y generosidad –propia de la gente de campo– a la hora de recibir aportes y críticas constructivas. Aquí un resumen del prólogo.
Espíritu de la propuesta: “El campo tiene un sueño”
Soñamos con una Argentina con una potente red de economías regionales que integre agro, industria y servicios en una matriz productiva capaz de atender las demandas de la sociedad. Un territorio con una población equilibradamente distribuida, con pueblos y ciudades medianas pujantes, gente con trabajo y servicios e infraestructuras esenciales que redunden en una mejor calidad de vida.
El “campo” tiene el sueño de transformarse, además de su rol tradicional, en un potente motor de desarrollo a través del fortalecimiento de la agrobioindustria, en el marco de un modelo económico ambientalmente sustentable, genuinamente competitivo y estratégicamente integrado al mundo.
Este documento propone transitar hacia un modelo de desarrollo ambiental y socialmente sostenible, donde la agrobioindustria junto a otras actividades dinámicas sean, con mucho mayor amplitud que la actual, los articuladores y regeneradores del tejido productivo.
Concepto de la propuesta: La Agrobioindustria como un componente clave para un modelo de desarrollo superador
Los magros resultados del actual modelo de desarrollo, marcado por un estancamiento económico que arrastra décadas, niveles crecientes de pobreza y deterioro de la calidad de vida, conduce a realizar una profunda revisión de los fundamentos y causas que postergan el progreso de la Argentina.
A pesar de esto, en las últimas décadas, como consecuencia de los cambios tecnológicos, organizacionales y la ampliación de los mercados internacionales, la Agrobioindustria se posicionó como un motor de desarrollo genuino para el país: hoy representa el 18% del PBI; y, tiene relevancia en el comercio mundial de granos, carnes, lácteos, subproductos y alimentos, que suman el 64% de las exportaciones. Al mismo tiempo aporta, de mínima, el 19% del total de la ocupación (2,6 millones) generadas por las producciones de bienes y servicios; es, además, un factor de arraigo poblacional en el territorio y el eje de varias economías provinciales.
La agrobioindustria posee un alto potencial para liderar, en forma coordinada y concurrente con otras actividades dinámicas, un modelo de desarrollo superador al actual; para ello cuenta con una sólida plataforma para producir de manera eficiente y sustentable diversas biomasas (granos, animales, forestas); y posteriores capacidades para industrializarla convirtiéndola en alimentos, bioenergías, biomateriales y servicios especializados en forma integral y sustentable. Lo hace estableciendo múltiples relaciones con el resto de la economía, y re-balanceando la localización de la actividad económica.
Una mirada al futuro
Las proyecciones de este documento técnico indican que, en una década, de eliminarse las limitaciones que generan las políticas públicas actuales, la producción de cereales y oleaginosas podría incrementarse un 43%, superando los 185 millones de toneladas, mientras que la producción de carnes (aviar, bovina y porcina) crecería un 57% alcanzando los 9,4 millones de toneladas, la producción de leche lo haría en un 32% llegando a los 15,3 millones de toneladas.
Estas proyecciones tendrán un impacto significativo en las exportaciones y la creación de empleo: el complejo está en condiciones de generar exportaciones adicionales por 48,8 mil millones dólares y un millón de puestos de trabajo adicionales. Sólo en las cadenas de cereales y oleaginosas, carnes y lácteos se generarían 28,8 mil millones de dólares adicionales de exportaciones (55% más del promedio reciente) y 570 mil nuevos puestos de trabajo hacia el año 2031. Mientras que para las producciones regionales se estiman unos 12 mil millones de dólares adicionales en exportaciones y 430 mil puestos de trabajo nuevos.
¿Cómo instrumentarlo?
Los objetivos planteados seguirán siendo válidos, en la medida que se instrumenten las políticas públicas necesarias que deberían contener, los siguientes lineamientos de políticas públicas:
● Un marco Institucional que garantice la división del poder, las reglas de juego y la propiedad privada y la seguridad jurídica;
● Programas económicos consistentes, orientados a estabilizar la macroeconomía, con equilibrios fiscales y monetarios que permitan eliminar la inflación y la imprevisibilidad, incluye una profunda revisión del sentido, nivel y eficacia del gasto público y regímenes promocionales
● Una reforma impositiva y laboral que impulsen la actividad privada a partir de un entorno de negocio que promueva la inversión, el empleo, y devuelvan competitividad al federalismo, esto implica eliminar los derechos de exportación y otros impuestos distorsivos;
● Una estrategia de infraestructura moderna, de gran escala que acorte las distancias, reduzca riesgos y eficientice el sistema y concurrentemente una política de educación como vehículo central del desarrollo y el conocimiento, los que junto a las instituciones de la ciencia y técnica permita impulsar y capitalizar la mayor productividad que genera la incorporación de nuevas tecnologías;
● Consolidación y desarrollo del funcionamiento de los mercados, de forma tal que permitan la correcta formación de precios y el justo reconocimiento al esfuerzo; esto incluye contar con un sistema financiero acorde al desarrollo de la economía y al servicio de la producción agrobioindustrial;
● Una agenda exterior de equilibrada apertura y negociaciones internacionales que permitan mayor acceso a mercados a menores costos, eliminando toda restricción cuantitativa a las exportaciones. Es condición fundamental que estos lineamientos cuenten, a su vez, con tres premisas fundamentales e integradoras: conectividad, comunicación y consistencia.
Argentina tiene futuro y la Agrobioindustria está preparada para impulsarlo a partir de las oportunidades que abren los mercados internacionales y la revitalización de las actividades locales que aportan al entramado productivo interno. La posibilidad de potenciarlo dependerá de la capacidad que tengan tanto los dirigentes políticos en particular, como la sociedad en su conjunto, de repensar los argumentos que sostienen los viejos paradigmas y dar lugar a nuevas visiones para el progreso argentino.