Daniel Romero, referente de la Mesa Ovina en Coninagro a nivel nacional, explica cómo se está desarrollando la actividad productiva de la cadena ovina, y cómo la integración de productores asociativos contribuye al desarrollo local de la actividad, aún en zonas no tradicionales para ésta, como el norte de Corrientes.
Habitualmente, se considera que la zona de producción de ovinos por excelencia es la Patagonia argentina, localidades australes y zonas del sur del país, sin embargo, el productor y emprendedor explica que la actividad se está volviendo transversal y esto hace que se esté transitando un proceso de desarrollo de la actividad: “la cría y producción de ovinos es una alternativa consolidada. El norte de Corrientes es una zona no tradicional para esta actividad, pero el ovino siempre está presente. La actividad merece ser empoderada y agregarle valor”, sostuvo Romero.
“La ganadería ovina y sus derivados, es una actividad que al desarrollarla aquí requiere asesoramiento técnico y profesional como cualquier actividad ganadera y de emprendimiento”, pronunció el productor de Coninagro.
En referencia a cómo están trabajando para desarrollar la actividad y trazar horizontes que permitan expandirse, Romero comentó: “Tenemos diferentes razas y cruzamientos que se adaptan a campos y climas subtropicales como los de esta zona. Empezamos a incorporar las razas netamente carniceras, ya teníamos razas de la zona que son de lana, pero se fue perdiendo el oficio de la esquila por no tener referencia en el precio de la lana”.
Por otro lado Romero, que además es médico veterinario, subrayó la importancia de capacitarse para estar actualizado en materia académica y poder aplicar esos conocimientos en territorio: “este año hice una diplomatura en producción ovina en la Universidad de Lomas de Zamora, abarcando todos los eslabones de la actividad, algo que es importante sobre todo en estas zonas que son no tradicionales en cuanto a la actividad de ovinos, los productores no tienen muy incorporado el canal comercial, entonces es importante capacitarse para encontrar una alternativa rentable”.
Romero destacó que se está trabajando fuertemente en lo referido a sanidad, innovación en genética, producción, comercialización, y fundamentalmente sobre el posicionamiento de la carne ovina en las góndolas: “debemos concientizar al consumidor de que no solamente podemos consumir cordero en determinadas fechas del año, como las fiestas navideñas, sino tenerlo presente todo el tiempo, así como sus diferentes presentaciones y cortes”.
Daniel Romero trabaja en el campo junto a su familia
“Estamos intentando transmitir que hay gran variedad de comidas en donde se puede aplicar la carne ovina, el cordero, es una carne versátil, tiene muchas cualidades y propiedades saludables. El déficit de oferta es a veces porque las razas tradicionales tienen épocas de producción, y a veces no tenemos un circuito formal con centro de faena regulado, entonces esa informalidad a veces limita los canales comerciales del productor, fundamentalmente el trabajo es de concientización, necesitamos lograr que el productor entienda que la producción ovina es también una alternativa rentable económicamente y que se pueda romper esa barrera, uniendo productores con entidades e instituciones. Ahí el cooperativismo está jugando un rol fundamental”, reflexionó.
“Hasta la piel del ovino adulto, que no es cuero como en el caso del cerdo por ejemplo, se puede curtir y se utiliza para elaborar herramientas de trabajo que usa el hombre de campo que anda a caballo, eso se puede industrializar, con trabajos artesanales, hay camperas, carteras, accesorios de marroquinería, esto evidencia las cualidades y todos los usos que tiene nuestra actividad”, resumió.