En consonancia con uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, Coninagro prevé hacer un aporte para prevenir y gestionar los efectos de las sequías, entre otras metas como lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible.
Tanto las estimaciones de producción como de impacto económico, aún son muy prematuras. En tanto, casi no hay estimaciones de rendimientos, y los que hay, muestran pérdidas puntuales de un 50% respecto de los rindes promedio. Ante este panorama, Coninagro solicita la actualización y optimización de la Ley de Emergencia.
Según un relevamiento de Coninagro con datos provistos por el Magyp, son 23,8 millones de hectáreas las que se encuentran en algún grado de sequía a enero 2022. Ello equivale, aproximadamente, a 8 de cada 10 hectáreas afectadas. Sin embrago, la mayoría de la superficie por el momento está catalogada con impacto leve, lo que implica que hay mucho para evolucionar en materia de estimaciones de rindes.
Por su parte, la descripción del estado de los cultivos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires da un panorama más moderado: sólo 29% de la soja se encuentra en estado regular/malo, mientras que la superficie regular/sequía se estima en 60%; para el maíz los valores son mayores: 36% en condición mala/regular con una menor superficie afectada, 53%.
A nivel regiones, hay una dispersión marcada. En general la sequía es dispar y difícil de delimitar. Pero se ve que NEA y NOA ya se encuentran muy afectados, así como el sudoeste del país y en especial la provincia de Entre Ríos.
Asimismo, desde el Área técnica de Economía de Coninagro, se comenta un dato “alentador” de la situación actual respecto de otras sequías, y tiene que ver con un mayor porcentaje de maíz tardío -se estima en un 70%- y con una mayor diversificación de cultivos.
Cálculo de pérdidas económicas
Coninagro agrupó diversas estimaciones de fuentes especializadas, dando muestra de que es prematuro hablar de números. “Hablamos más de expectativas y estimaciones que de números fidedignos. De todos modos nos da un panorama y contextualiza”, dijo Iannizzotto respecto a los datos que recoge la entidad. “El cuadro de situación es tan dinámico que hay zonas que ya están en proceso de recuperación y otras que empeoran. Sí hay mayores certezas en relación a los cultivos más afectados, que son maíz temprano y soja”, aseveró el dirigente.
Bolsa de Córdoba: una caída en el valor de u$s6400 millones dólares sumando maíz y soja, y menor recaudación por retenciones con una baja de u$S1700 millones.
Bolsa de Rosario:
Estudio Bernardo Ciancaglini: pérdida de exportaciones estimadas en u$s2.600 millones y una caída de recaudación aproximadamente de u$s1.450 millones.
Abeceb: caída en las exportaciones agrícolas por $s900 millones que llevarían a las exportaciones de granos y derivados del complejo sojero, maicero, trigo y girasol a un nivel de u$s33.000 millones, o sea, 6% menos respecto de 2021.
FIEL: estima 50MT de maíz y 42 MT en soja, lo que implicaría una caída del 4% del PBI concentrado en el 2do trim de 2022.
Impacto en la macro (fuente: José Fanelli), sobre los siguientes efectos de la sequía:
- Cae la recaudación tributaria y se revierte en parte el shock positivo del año pasado. Complica porque este año no hay impuesto a la riqueza ni DEG del FMI.
- Menos entrada de dólares. Complica porque obliga a devaluar más rápido cuando el dólar está ya algo atrasado. No hay dólares para intervenir en el mercado.
- Menos superávit comercial cuando las importaciones crecen por crecimiento del PBI y por la suba del petróleo.
- Si hay que devaluar y subir tarifas al mismo tiempo, la inflación se acelera.
“Pedimos celeridad en la actualización de la Ley y el fondo de Emergencia Agropecuaria”, reclamó Iannizzotto
El presidente de Coninagro, Carlos Iannizzotto, reclamó que sea actualizada la ley 26.509, al argumentar que “desde que entró en vigencia en 2009 la ley cuenta con el mismo fondo como herramienta para gestionar la mitigación, gestión e impactos de las emergencias agropecuarias, lo que brinda escaso margen de maniobra. Estamos al tanto de las gestiones de algunas áreas de gobierno por ampliar ese monto, pero solicitamos acelerar los plazos de ejecución”, sostuvo el dirigente, a lo que agregó: “la ley debe ser revisada íntegramente, no es solo una cuestión cuantitativa o de montos, sino de implicancias y de cómo se aplica. Es necesario que las Comisiones locales de emergencia que contempla la ley actual se activen y que se de celeridad a nivel municipios e intendencias, para garantizar transparencia”.
“Desde la Mesa de Riesgo Agropecuario del Consejo Agroindustrial Argentino hemos presentado una propuesta con un proyecto de ley como instrumento legal de seguro agrario de amplia adopción, que contemple beneficios fiscales para atender las demandas frente al cambio climático”, comentó el presidente de la institución cooperativa.
Por caso, si las 23,8 millones de hectárea ingresaran al final de la cosecha a la emergencia, ya que se mide una vez finalizado el cultivo, el monto disponible alcanzaría en sólo 21 pesos por hectárea de apoyo. Además, cabe señalar que la ley contempla la prórroga o cancelación del impuesto inmobiliario rural, la postergación de los créditos con el Banco Nación, así como las herramientas extras que puedan gestionar las provincias.
Para complementar el esquema actual, Coninagro esboza disparadores de propuestas:
Ampliar el monto de la ley de emergencia
ANRs y líneas de crédito preferencial subsidiada, inclusive a tasa cero, para las zonas más afectadas
Crear un fondo de compensación contra catástrofes, como los que existen en Francia, Estados Unidos u otros países
Generar una herramienta alternativa para aquellos productores que no se encuentran bancarizados
Promover el desarrollo de seguros accesibles que cubran sequías (además del existente multirriesgo)
Apoyar a las cooperativas como agentes canalizadores del apoyo en la emergencia, para que los productores puedan continuar en actividad
Generar una mesa de trabajo permanente que aborde estos temas como prioritarios, para tener herramientas preventivas antes de la emergencia en sí.