En el marco de la 70° Asamblea General Ordinaria de Coninagro, en este año sin modificaciones en sus autoridades, los dirigentes de la institución se reunieron para la lectura del acta correspondiente y la aprobación de ejercicio económico, memoria y balance de 2021. Además, en la jornada de trabajo interno de Pre-Asamblea hubo una evaluación de objetivos de las áreas técnicas, presentación de estrategias y perspectivas hacia el próximo año, con un trabajo por cada región del país y estudio de cada organismo en que Coninagro forma parte. En este sentido, se realizó una jornada de trabajo para trazar metas para el 2022 con los consejeros de todo el país y cada región productiva, y además se presentó un informe especial orientado a conocer la alimentación actual de la sociedad y cuánto conocimiento tiene la misma sobre producción de alimentos saludables en ambientes sustentables.
En relación al estudio, el presidente de Coninagro, Carlos Iannizzotto fue categórico al aseverar que: “el consenso social existe, hay grandes niveles de deseo por parte de la sociedad para mejorar los hábitos alimenticios y volcarse a sistemas de producción y consumo de alimentos saludables y sustentables”.
A su vez, el dirigente cooperativista remarcó al interpretar la encuesta que: “según el estudio, también existe un consenso casi total de la sociedad a la hora de afirmar que desde las entidades agropecuarias deberíamos asumir la responsabilidad de ser actores fundamentales en el protagonismo de dichos procesos. Por el lado de Coninagro, esta premisa nos interpela y desafía a intensificar nuestras labores estratégicas en términos de buenas prácticas agropecuarias, pero sobretodo con una mayor impronta de perforación a través de nuestros canales de comunicación, hacia un gran porcentaje de la sociedad que está desinformada sobre estos temas”, sostuvo y agregó: “En ese sentido creemos que una fuerte campaña a través de las redes serviría para atraer al segmento más propenso de la sociedad a alimentarse de manera saludable, el segmento joven, que hoy por hoy, según refleja nuestro estudio, se auto diagnostica como consumidores de alimentos poco saludables. El terreno para avanzar en ese segmento es infinito”, remarcó Iannizzotto.
Cambios de hábitos en la alimentación de la sociedad en los últimos cinco años
En tanto, explorando cambios de hábitos en la alimentación de la sociedad en los últimos cinco años, una de las premisas destacadas del estudio presentado en la Asamblea, sostiene que casi el 75% afirma haber cambiado “bastante” o “mucho” sus hábitos alimenticios a lo largo de los últimos cinco años. Solamente un 6% afirma no haber cambiado en nada su alimentación en igual período. Este dato, desagregado, nos muestra que estos cambios en la alimentación fueron mucho más propensos entre las mujeres que entre los hombres, y también fueron mucho más propensos entre el segmento etario más joven de la sociedad, el mismo que afirma ser el que menos se cuida a la hora de alimentarse.
Evidentemente hay una intención de cambio cultural a la hora de alimentarse entre los jóvenes, pero aún no se refleja esa iniciativa en cambios efectivos y concretos a la hora de la ingesta de alimentos como tal. A su vez, entre quienes afirmaron haber modificado su alimentación en los últimos cinco años, la razón predominante es estrictamente sanitaria: casi el 65% afirma que cambió sus hábitos por su salud o por la salud de su familia. En cuanto al consumo de alimentos orgánicos y/o ecológicos, apenas el 25% de la muestra afirma consumirlos de manera periódica (“siempre” o “casi siempre”). Esta variable, desagregada, nos vuelve a mostrar la tendencia donde los jóvenes son los menos propensos a consumir este tipo de alimentos y los adultos mayores, los más propensos.
Información sobre los procesos de producción de alimentos
En este segmento se hizo énfasis en la diferencia que existe entre los niveles de información sobre los procesos de producción de los alimentos que hoy posee la sociedad con los niveles de información que le gustaría tener realmente. En cuanto a la información que posee la sociedad respecto de cómo se producen los alimentos que consume, un 40% afirma estar bastante o completamente informado, contra un 25% que, de manera inversa, afirma estar poco o nada informado. Si contrastamos esta variable con el nivel de información que a la sociedad le gustaría tener realmente, se destacan datos muy interesantes: al 80% de la sociedad le gustaría poder estar bastante o completamente informado, y solamente un 7% muestra desinterés en el tema.
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Concluimos que si la información necesaria para poder estar al tanto de los procesos de producción de los alimentos estuviese al alcance de los ciudadanos, en canales de rápido acceso, la inmensa mayoría de la sociedad se interiorizaría mucho más en estos temas, ya que esa nutrida
porción de la sociedad afirma tener interés en acceder a dicha información. Otro dato
para destacar es sobre el segmento más joven de la sociedad, ese segmento que
se autopercibe como el que menos se cuida a la hora de alimentarse, y al mismo tiempo es el segmento donde mayor adhesión toma la idea de poder tener información acerca de la producción de los alimentos. Esto se produce en un contexto en donde la tecnología está totalmente incorporada en el día a día de este segmento de la sociedad, por ende, es la franja estudiada que mayores herramientas posee para informarse a través de distintos canales online: “Una fuerte campaña online de alimentación sustentable y una página, app o red social confiable y verificada en donde poner información certera acerca de la producción de alimentos podría ser una alternativa interesante para llegar de forma óptima directamente a este segmento etario, que a su vez es el segmento que más se debería tener en cuenta a la hora de planificar cambios a largo plazo”, comentó Iannizzotto a las demás autoridades de Coninagro.
Educación y rol de los diferentes actores
En cuanto a la educación acerca de la alimentación sustentable en nuestra sociedad, existe
un consenso prácticamente total en la siguiente premisa: la sociedad considera que es
sumamente importante que los colegios eduquen acerca de la producción y la alimentación
sustentable. A su vez, en relación al rol de los actores sociales involucrados, un 47% cree que el Estado debería fiscalizar la seguridad alimentaria y promover la producción sustentable y el 31% cree que debería fiscalizar la seguridad alimentaria y exigir metas de producción sustentable.
En cuanto a las entidades agropecuarias y la percepción que tiene la sociedad de su nivel de
compromiso con los procesos de producción de alimentos, el estudio arrojó que es importante que las entidades tengan nivel de participación e incidencia sobre estos temas. Si analizamos los niveles de compromiso que a la sociedad le gustaría que dichas entidades tuvieran, los resultados muestran que hay muchísimo terreno en el cual avanzar: el 85% cree que las entidades agropecuarias deberían
estar bastante o totalmente involucradas en dicho proceso.
Por su parte, el vicepresidente de la entidad, Elbio Laucirica, indicó que: “Coninagro viene avizorando esta demanda de la sociedad por alimentarse mejor, principalmente desde lo nutricional, y venimos trabajando en analizar los escenarios y demandas sociales, en términos de innovación tecnológica que la producción de alimentos saludables en ambientes sustentables lo requieren. Es así que a través de la Red de las Buenas Prácticas Agropecuarias y del INTA, se viene haciendo un abordaje interinstitucional en éste sentido. Temas como las BPA, la inocuidad, trazabilidad y certificación, se van a ir imponiendo, en respuesta a las demandas sociales”, sostuvo el dirigente y comentó que desde la institución crearon una Comisión de Ambiente, a lo que agregó: “En cada oportunidad CONINAGRO aborda éste desafío, por caso, recientemente en la reunión de la Red de Cooperativas del MERCOSUR donde fuimos convocados por la ONU, como así también en el X Fórum de Agronegocios organizado por LIDE, donde fue uno de los temas presentados, señalando un trabajo hacia los consumidores como así también hacia nuestros productores, al efecto de fortalecer las acciones vinculadas a la preservación de los Recursos Naturales, diagramando cómo ajustar las técnicas de producción y manufactura para producir cada vez mejor, con una impronta más saludable, y que además esto sea conocido por nuestros familiares, vecinos, comunidad general y clientes, o sea los consumidores. En éste aspecto, un trabajo integrado entre las instituciones y los organismos de control del Estado, son imprescindibles para avanzar rápidamente en éstas acciones y generar la confianza de los consumidores, que cada vez nos demandan más información sobre los alimentos que consumen”.
Otras conclusiones…
El informe nos muestra los niveles de consumo de frutas y vegetales, carnes rojas, pescado, y comidas rápidas. En cuanto a frutas y vegetales, casi un 75% afirma que las consume entre 3 y 6 veces por semana o incluso más de 6 veces por semana. Estos niveles de consumo se ven invertidos en pescados y/o comidas rápidas, donde más del 80% afirma que las consume menos de una vez por semana o nunca.
Las respuestas desagregadas por segmentos etarios fortalecen la tendencia que indicamos
anteriormente: los adultos mayores de 65 años prácticamente no consumen nunca comidas
rápidas y consumen niveles bajísimos de pescado, y, de manera inversa, es el segmento donde
se da el mayor consumo periódico de frutas y vegetales. Por el contrario, el segmento etario
más joven, que había mostrado en primera instancia ser el menos cuidadoso con las comidas,
es prácticamente el único segmento que consume comidas rápidas, y es el segmento que
menos fruta y/o verduras consume.
Esto demuestra que, a mayor edad, aumenta el cuidado en el consumo de los alimentos, y esto se da, muy probablemente, por los diferentes cuidados a la salud, los cuales no son muy comunes en los segmentos más jóvenes y se intensifican a medida que se transita la adultez. Por último, el consumo de carnes rojas es el más equilibrado, ya que un tercio de la muestra afirma consumirlas con periodicidad, mientras que un 25% afirma ingerirlas menos de una vez por semana o casi nunca.
Al menos uno de cada tres habitantes admite no alimentarse de manera saludable
Un tercio de la muestra afirma de manera consciente que no se alimenta de manera saludable. Este dato debería ser aún mayor si consideramos que existe una parte de la sociedad que considera que sí se alimenta de manera saludable, aunque eso no sea necesariamente comprobable o auténticamente verdadero.
Si desagregamos la respuesta según el segmento etario, surge un dato muy llamativo: el segmento más joven es consciente de que NO se alimenta de manera saludable: casi el 65% de personas encuestadas de entre 16 a 29 años, afirma que no lo hace. Nuestra primera conclusión, si queremos que la sociedad se interiorice con esta problemática y realmente se cambien para mejor los hábitos en la alimentación, será que el foco de concientización deberá cargarse sobre la juventud, que es el segmento donde más terreno hay para avanzar en esta materia.
“El deseo social de poder avanzar hacia un futuro con alimentos saludables y
sustentables, nos abre la posibilidad a tomar las riendas de esta problemática y poder
convertirnos en actores relevantes a la hora de la presentación de propuestas frente a los
organismos gubernamentales”, cerró el titular de la entidad, Carlos Iannizzotto.
Fuente: Estudio de relevamiento de Coninagro a través de consultora Synopsis. Ficha técnica: 829 casos, entre 30 de septiembre al 6 de octubre de 2021, recolectadas en el ámbito nacional, tomando como universo población general mayor de 16 años.